
Porque ando así, tropezando con el pincel en la mano, es que después no me puedo quejar de cómo salen las cosas. No siempre resulta interesante detenerse a mirar. Hoy decido no detenerme, aunque el resultado sea así de caótico. No puedo verme. No tengo ganas.
Así estoy.
Lastima que duelan, pero yo los veo bellísimos
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