miércoles, 29 de julio de 2009

EL AMOR HOY

Me estás enseñando que el amor es otra cosa.

Literariamente, vendería más que dijera que el amor es dolor de panza, incertidumbre, locura misántropa, ahogarse en el mar, arrojarse al abismo, un puñal en la carne. Lo dramático.
Es decir enamoramiento, no amor.

Sin embargo, mi sensibilidad no deja pasar determinadas imágenes y sensaciones. Creo que hoy el amor que yo siento son fotos sucesivas.

Llevarme a comer panqueques porque me duele el dedo.
Cocinarme.
Hacer el amor y dormir abrazadas.
Tu voz en el teléfono recordándome que lleve abrigo.
Pedirme que cuide de tu sueño.
Bailar dentro de cuatro paredes.
Compartir la comida.
Cuidarnos.
Respetarnos.
Elegirnos para compartir nuestras miserias e intimidades.
Elegir colchón nuevo.
Reirnos.
Convertirnos en cómplices ante los demás.
Contagiarnos las dudas y los criterios.
Elegir a las mismas amigas.
Lograr coherencia en lo que decimos y hacemos.
La misma mirada ante la injusticia y el dolor de quienes queremos.
El mismo camino.
No poder dormir cuando no estamos juntas.
Tomarnos de la mano para ver una peli.
Tu paciencia a mis vaivenes existenciales, a mis contradicciones.
Tu pragmatismo formativo.
Tu generosidad infinita de manos abiertas.
Prepararte el café con leche porque sé que te gusta.
Preparme un daikiri de frutillas.
Mis cuadros en tus paredes.
Tu música en mi equipo.
Mi admiración constante.
Dejar que se confundan los
sentidos cuando parece que estamos pegadas.
Abrazarnos y besarnos.
No pensar en otra opción que ésa.
No imaginar ahora otro cuerpo en otro momento, otra habitación, otra casa, otra mirada, otros tiempos, otros descansos, otra voz, otra música.
Otras palabras.
Largar la carcajada ante tu exageración y mi dramatismo.
La destrucción de aquella idea adolescente del amor y la construcción de ésta otra.

Decir ésto parece poco, parece poco pasional, demasiado tranquilo y con cierto aire de pseudo madurez, bajo en interés, costumbrismo.
Sin embargo, aún nadie ha sabido encontrar la definición de la palabra felicidad. Seguramente porque no la haya, y entonces... aprovecho a decir que estas simplezas a mi me hacen felíz. Y me conmueven. Y me sacuden. Y me llenan el alma.
Hoy todo ésto es mi felicidad.
Hoy mi felicidad carece de poesía porque es real. No voy a buscar la manera elegante de decirlo.

Sólo unos versos descriptivos de Alfonsina:



"Cuando sobre tu pecho mi alma fue apaciguada,
y la dulce criatura, tuya y mía, deseada,
yo puse entre tus manos toda mi fantasía
y te dije humillada por estos pensamientos:
-¡Vigílame los ojos!
Cuando cambian los vientos el alma femenina se trastorna y varía ..."


A. Storni
Y después el silencio y el recuerdo de tus manos.