domingo, 31 de mayo de 2009

Arrorró...

Todavía dormís.
Con tibieza. Con la respiración profunda. Con cierta fragilidad de recién nacido.
Yo disfruto tu satisfacción de baby post milk...

jueves, 28 de mayo de 2009

Una noche de ravioles en la casa de una amiga y cuestiones de peso...


Hoy fue un día cargado, en lo que refiere a actividades. Esperaba el colectivo y pensaba que deseaba urgente llegar a mi casa, descalzarme, prender un sahumerio, tomar mate, estirarme un poco... abrir el esternón lo que mas se pueda sin romperlo. (Imaginé también el cuadro de Frida "Columna rota", me sentí seducida en pensarme postrada, después de todo muchas veces me siento así, aún caminando y con la columna intacta). Empiezo a escuchar mi voz que me cuestiona tanto goce.
Esa voz me hace pensar en antepasados, y no se bien por qué...
Entonces, doy con mi "rumia mental" (como me dijo una amiga una noche de ravioles... de verdura), y pienso... hay algo entre el placer de escucharme y el hastío que me causa.
Y sí, será la necesidad de no sentirme tan liviana, de acrisolar la existencia. Aunque cuantas cosas me quisiera sacar de encima para hacerlo, digo, para sentirme liviana por fin, después de todo. Alguna vez.
Hoy.
Por qué no.
Por lo pronto quisiera poder acarrearme con liviandad.
Eso, acarrearme con liviandad...


Acarrearme con liviandad

kundera habla sobre la existencia, sobre el desfile por esta pasarela. Y me deja pensando (quiero contar además que en lugar de escribir "pensando" escribí "penando", pero las generosidades a favor o en contra, de la tecnología, permiten corrección) cada vez que lo releo, que lo recuerdo, o que actualizo su lectura.
Me refiero a la primera parte de su libro "La insoportable levedad del ser", en donde expresa claramente su convicción de que el hombre lo vive todo a la primera y sin preparación... es decir, no hay una vida a manera de ensayo y otra en donde se lleva a cabo lo aprendido y en la cual uno sabe que quiere y que le conviene o desea elegir. De manera que cuestiona el valor que puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma.
También me lo cuestiono.
Me estoy equivocando, me lo cuestionaba.
En comunicación con el dolor de las personas que me rodean, me doy por enterada de algunas cuestiones. Sobre todo, de las que tienen que ver con la posibilidad de aprender del error. Las que me dicen que el ensayo es largo y uno perfecciona el rol que toma.
Aunque el costo sea alto.
Aunque duela y parezca que de esta no se sale.
Aunque haya que soltar amarras.
Algo hay que aprender.
Algo debe empezar a pesar.
Algo hay que resignificar.
Algo debe doler.
Algo debe sangrar.
Y hoy yo sangro.

martes, 26 de mayo de 2009

Cae la noche...


Cuando la noche me atrapa en este estado de angustia, con los pies y las manos frías, con respiración de silbato, intento algunas cosas. Hoy es una de esas noches.Tan extrema que aún no intenté nada.
Sin embargo recuerdo veladas por el estilo en las que echaba mano a la tela, al óleo... a ver qué pasa...
Esta es una criatura concebida bajo esas circunstancias.
Creo que habrá varias parecidas, con la misma antigua tristeza mía, de siempre... que me acuna por las noches.

lunes, 25 de mayo de 2009

Súbito laconismo

Y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo...

Alejandra Pizarnik, "El infierno musical"


Hoy ellas son ajenas, delgadas como hilos, elásticas, soberbias, dignas, plausibles...
Es por eso que a mi me llevan gran ventaja, que llevo un largo tiempo corriendo tras ellas. Agotada, tropiezo y me caigo, dos o tres vuelven y me levantan suavemente de una mano. Vuelven a correr... corro yo tras ellas. No hay caso. No alcanzo ni a una.
Entonces, decido parar un poco a respirar... como si me hubiera quedado alguna reminiscencia de mi abuelo, me pongo en ángulo de 100 grados aproximadamente, con las piernas separadas, con las manos en las rodillas, y mirándome los pies, exhalo una fuerte bocanada de aire y con ella expiro gran parte de mi ilusión.
Acá estoy, sin ellas.
Volveré sólo la próxima vez que vengan a buscarme, a rodearme condescendientes y desfilen en mis sienes, dignas y plausibles como siempre.

jueves, 21 de mayo de 2009

ILUSION


Rápidamente y con displicencia, él le preguntó si la que sonreía en la foto de su mesa de luz,
era ella.
Ella no contestó.
Se dio vuelta hacia la ventana, e intentó dormir.
No pudo.
Cerró los ojos y recordó la primera vez que él le dijo que la amaba.
Ella lo creyó. Y él creyó que ella lo creía, o eso quiso creer.
Responsabilidad amatoria de la que no hay que escapar, a saber... de creer.
Ella creyó que él era el hombre de su vida, y que él también lo creía.
El la creyó la mujer de su vida, y que ella también lo creía.
El creía que satisfacía todas sus necesidades.
Ella creía que no pedía tanto.
El llegó a convencerse de que ella era hermosa.
Ella también se convenció de la hermosura de su hombre.
Ambos creyeron estar convencidos.

Por no poder dormir, abrieron los ojos.
Se asustaron, miraron el piso y no entendían que estaba pasando: por primera vez, las patas de la cama se apoyaron en el suelo.
El resto que quedaba de noche, tratarían de imaginar como seguirían sus vidas cuando amaneciera.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Como pez en el agua



"Será... por la maldita circunstancia del agua por todas partes... será...
por la humedad, por Yemayá, o por mi edad...
por la miseria que es tratar de recordar...
o por su olor dulzón y triste...

o por su piel de lagartona que persiste... será...?

Liliana Felipe



Soy como un bicho de agua, menudo e infantil. Pretendo alejarme por unos minutos del mundo bajo el agua. Sin oler, pero oliendo a agua. Sin beber, pero saboreándola. Sin escuchar, pero oyendo atentamente el silencio de las profundidades.
Qué agradable se siente el cuerpo en el fondo de una pileta (digo pileta porque tengo respeto a las profundidades marinas), tan liviana, tan suave, tan lejos, tan sorda, tan ausente, tan sola... tan sola.
Ambas sensaciones pasan por mi cuerpo, aquella reconfortable, la de la envoltura placentera, aquella... la de la placenta, pero tambien esa misma sensación me empuja a la idea de soledad, me arroja al silencio, a la ceguera, a la soledad, a la sordera...
Por momentos esa sensación me angustia, y por momentos la necesito.
Será que en la ausencia encontré cierta paz?
Será...?
Me gusta el agua. Aunque es algo dependiente, tiene la forma de aquello que lo contiene, toma el color de aquello que refleja... pero tiene un sabor particular y en eso no se parece a nada, me sacia de toda sed, me reanima, es decir, me devuelve el aliento, ni hablar de un buen lavado de cara... con las dos manos llenitas de agua y dejar que entre por los poros. El agua es curativa, para algunos sanadora, para otros bendita... el agua y mis cuadros me completan internamente, y yo completo mis cuadros con agua.

martes, 19 de mayo de 2009

No tan inmóvil


Ok... Heme aquí con los avatares justos al momento, como todo principio, sin saber aún de qué manera, y con cuánto caudal emocional e intelectual cuento. Para quedarme con algo luego de la exposición sin dejar de ser generosa y transparente.

La cuestión es que empecé la tarde con ganas de realizar una serie de averiguaciones acerca de galerías de arte, de exposiciones, colectivas preferentemente, porque chateando con una amiga se me sacudieron algunas cositas en relación con mis cuadros. Simplemente me preguntó por qué no exponía y le respondí, simplemente porque me da miedo.
Porque muchas veces el miedo me atraviesa, echa raíces y yo me siento inmóvil...

Y bueno, ésto no me asusta tanto.

Y acá estoy.

Y espero no estar sola, que existan otras pinceladas por ahí... acompañándome.