sábado, 31 de octubre de 2009

Melancolía, siempre me arrebata tu placer...

Será que es sábado y me levanté a las 9 de la mañana.
Será que extraño mi trabajo.
Será que amo mi profesión.
Será que estoy enamorada.
Será que celebro la felicidad de mis amigas.
Será que me alivia pensar en mi familia en su casita un sábado lluvioso.
Será que las gatas descansan plácidamente en un colchón tibio.
Será que tengo el mate recién preparado.
Serán las inyecciones y las dos infiltraciones.
Será que todavía nada me ha roto lo suficiente.
Será la saciedad del hambre.
Será el te de higos.
Será que siento la lluvia en el techo.
O será que soy feliz...

miércoles, 28 de octubre de 2009

Por ser mariposa o manzana


Variadas veces sufrí la incertidumbre del devenir del cuerpo, sentir que está totalmente inmóvil y que será incapáz de recobrar movimiento, tal vez suceda por ignorancia, por falta de previo aviso o pura coquetería. Mejor dice Pablo sobre lo que no es como se cree, sobre lo que parece otra cosa u otro color u otras manchas de otras cosas o existencias fuera de tiempo y lugar.


El pie del niño aún no sabe que es pie,
y quiere ser mariposa o manzana.

Pero luego los vidrios y las piedras,
las calles, las escaleras,
y los caminos de la tierra dura
van enseñando al pie que no puede volar,
que no puede ser fruto redondo en una rama.
El pie del niño entonces
fue derrotado, cayó
en la batalla,
fue prisionero,
condenado a vivir en un zapato.

Poco a poco sin luz
fue conociendo el mundo a su manera,
sin conocer el otro pie, encerrado,
explorando la vida como un ciego.

Aquellas suaves uñas
de cuarzo, de racimo,
se endurecieron, se mudaron
en opaca substancia, en cuerno duro,
y los pequeños pétalos del niño
se aplastaron, se desequilibraron,
tomaron formas de reptil sin ojos,
cabezas triangulares de gusano.
Y luego encallecieron,
se cubrieron
con mínimos volcanes de la muerte,
inaceptables endurecimientos.

Pero este ciego anduvo
sin tregua, sin parar
hora tras hora,
el pie y el otro pie,
ahora de hombre
o de mujer,
arriba,
abajo,
por los campos, las minas,
los almacenes y los ministerios,
atrás,
afuera, adentro,
adelante,
este pie trabajó con su zapato,
apenas tuvo tiempo
de estar desnudo en el amor o el sueño,
caminó, caminaron
hasta que el hombre entero se detuvo.

Y entonces a la tierra
bajó y no supo nada,
porque allí todo y todo estaba oscuro,
no supo que había dejado de ser pie,
si lo enterraban para que volara
o para que pudiera
ser manzana.
P.N.

lunes, 26 de octubre de 2009

Apagar la tele...

Para quienes saben de mis desventuras corporales, les cuento, que estoy pasando por un tiempo de reposo... de quietud, y de vez en cuando me he sentido atraída por la tele. Sobre todo, por los comerciales. Y estoy algo indignada acerca de las publicidades de corte "feministas" que sólo consiguen hacernos sentir unas boludas, incomprendidas e incapaces de llevar adelante una vida con los mismos problemas del resto de los mortales, porque no somos diferentes.
Qué es eso de "hacé lo que tengas ganas en esos días"? A qué se refiere la publicidad con "hacé lo que tengas ganas" o "en esos días"?. Como si esos días refirieran a días de batalla, de lucha contra el mundo, de sentirnos las peores y las mejores. No logro comprenderlas, no parecen hechas por mujeres. No sé que diríamos entonces... que duelen los ovarios, que los ánimos son complicados, pero que a pesar de todo, tenemos que seguir con lo que se nos presenta. No comparto la idea maquiavélica de "hacé lo que tengas ganas", mitad porque nos volveríamos asesinas, despechadas, obesas, egoístas, y mitad porque perderíamos esa condición necesaria para vivir en convivencia con los demás, esa cuestión del orden social.
Detesto los mensajes pesudofeministas en que sólo parece posible hablar del período menstrual en lugar de acercar al espectador a las posibilidades de las mujeres y a las que nos son negadas culturalmente.
No se puede subestimar los malestares femeninos al dolor de ovarios.
Qué se hace con el aburrimiento de las mujeres que no se sienten identificadas con tantas frivolidades?

domingo, 25 de octubre de 2009

Hay ardores y ardores...

"Amor que se alimenta de celos y ensaladas, amor con faltas de puntualidad y mala ortografía, amor a la vainilla, amor chorreado de merengue.
Amor desinfectado, impostergable, sin impuestos, amor desnudo, amor y simplemente amor..."
L.F.

Teniendo en cuenta que las palabras no definen el mundo sino que lo construyen, pienso en qué poco he hablado hasta el día de hoy acerca de lo que siento sencillamente en el pecho, todo lo que amo y quisiera conservar por siempre, todo aquello que me ha dañado y ardido la carne como los arañazos. Ese mundo que se me ha construído, que yo me he construído, con amores en el pecho y ardores en todos lados.

Ojalá algún día pueda decir real y simplemente lo que siento.

Mirarnos a los ojos es el amor que intercambiamos.
Tocarnos es reconocernos finitas, nuestros límites orgánicos se nos imponen irrespetuosamente, sin poder hacer nada con eso. Por supuesto, si sólo apelo a decir sobre nuestro cuerpo físico.
El espiritual dice otra cosa, nos dice Una, aunque tampoco de ese modo consigamos ser completas... seguimos pobres, insuficientes, imperfectas. Pero Una.
Todo nuestro amor, en cambio, sí consiguió calmar nuestros ardores.
Todos nuestros ardores.

jueves, 22 de octubre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

Tarea cotidiana

No descubro vacunas.
No juzgo a nadie.
No creo religiones.
No salvo vidas.
No traigo vidas.
Sin embargo...
Bajo hasta ellos, para mirarlos a los ojos.
Extiendo mi mano derecha para darles la mía, como una buena costumbre.
Los alimento.
Me río.
Me conmuevo.
Me enojo y nos enojamos...
Intento que sobrevuelen las buenas intenciones.
Los observo con discreción.
Les ofrezco el descanso del límite.
Conversamos sobre arte y filosofía.
Hablamos sobre el dolor del otro.
Vivimos el dolor del otro.
Consolamos el dolor del otro.
A veces evitamos el dolor del otro.
Siempre nos disculpamos.
Siempre vemos las consecuencias.
Discutimos.
Trabajan la voluntad.
La fuerza interior.
El coraje de arrepentirse.
Se defienden.
Se quejan a gritos.
Aprenden a contemplar la belleza de los árboles.
La belleza de las piedras.
Cuidan lo que les cuesta. Lo que aman.
Atesoran recuerdos.
Buscan figuras en las nubes.
Aprenden a vivir confiados pero atentos. Fuertes pero sensibles.
Autónomos. Respetuosos. Responsables.

Salvo vidas a mi manera...

miércoles, 14 de octubre de 2009

A veces cae un rayo en medio del día y los ánimos viran para bien...

De repente entró un débil rayito de luz por la ventana, y yo con el mate sobre la mesa... Entonces el día fue menos gris, menos denso. Más verde, más íntimo, más de recuerdo. Más completo y sobrevivible... Y mucho más lindo.

sábado, 10 de octubre de 2009

LA NADA

Hay una mano detrás de un cuadro que empuja por salir sofocada de encierro. Sostenida por el hilo de oro que corrompe la gravedad.
Una mano que quiere abrir su boca y mostrar sus dientes de tortuga gigante. Abrir su boca, romper la tela del cuadro y consumirlo.
Y engullirse a sí misma, tragarse hasta su última célula y diente de tortuga. Atracarse, saciarse de sí.
Una mano que empuja por parir delirios y desastres arcaicos de ancestros que desconocemos, desconoceremos por siempre, y arrastramos como residuos corporales muertos.
Una mano de siete dedos divinos que intentan destrozar la materia que venera.
Quitar capa por capa hasta el dolor último, hasta el último diente. Y poseída de sí, exorcisarse.
Devorarse el propio aliento. Devorarse el llanto y la digestión hasta que sólo quede algo de verdad.
Hasta ver, erguida y orgullosa la mentira al desnudo. La mentira mas hermosa y transparente.
Entonces, sí empezar de cero, otra vez en el medio del espacio si es que hay un medio, si es que el infinito tiene un medio apreciable y distinguible.
Empezar de cero en un punto cualquiera, sin delirios ni desastres ni mano con dientes de tortuga gigante...

miércoles, 7 de octubre de 2009

LA SERIE


Con música de violines de fondo...


Porque ando así, tropezando con el pincel en la mano, es que después no me puedo quejar de cómo salen las cosas. No siempre resulta interesante detenerse a mirar. Hoy decido no detenerme, aunque el resultado sea así de caótico. No puedo verme. No tengo ganas.
Así estoy.