miércoles, 22 de junio de 2011

nada mejor para combatirla: nombrarla!!

"En el abismo donde habitan mudos... tu voz, tu voz, tu voz".

En la poquedad del vacío completo y abierto al que caen mis palabras, que no son cuando las digo, he vuelto a esta especie de injusticia mental:
Añoro todavía lo que falta, lo que no es y no sé si será. Siento celos de la nada que me posee. Ansío la entrelínea del verbo.
Pienso en Huidobro, entonces, amenaza el adjetivo con matarme. Deseo esa estocada final, pero resulta que el adjetivo no me desea, entonces, tampoco me mata y tampoco yo sé desear.
Nada aparece detrás del velo y no puede ser... eso no es posible. La provocación nunca es porque sí...
Temo que se me esté malinterpretando y se suponga que esté diciendo cosas interesantes o que se estén leyendo frases del tipo "y se suponga que esté diciendo cosas interesantes". Pero el velo provoca, como mi pierna izquierda, como las meninas de Velázquez. Y cuesta creer que las meninas nunca digan una sola palabra.
Y lo que no se nombra, no existe.
Pero como dije... siento celos de la nada que me posee y al mismo tiempo, la aborrezco.

EN UN PRINCIPIO ERA EL VERBO