martes, 20 de abril de 2010

Cuando Dalí me salvó la vida

Manos diferentes consideran diferentes ángulos de lo mismo.
Una proclama certeramente la repetición contínua de las rutas de los días, la otra una parcela de creatividad.
Ambas se encuentran en el centro de mi garganta y comienza la tensión.
De ahí en más...
Yo no puedo decidir, es sólo cuestión de fuerza.
Mientras... pienso en "La persistencia de la memoria"...

lunes, 19 de abril de 2010

EL CUERPO, ESA JAULA


Al levantarme el techo estaba semi abierto y sólo pude ver algo de cielo, el que vi, es el cielo que a veces no me gusta, otras veces sí porque anticipo lluvia e imagino la noche con la lluvia. Pero cuando la noche está tan lejos... no me gusta ese cielo para ir a volar.
Como tampoco me gusta (a veces) este cuerpo que camina a contramano del espíritu, no me gusta el miedo que le tuve ni la vergüenza que me causó ni lo incompleta que me sentí. No me gusta la sensación del paso de los días con un cuerpo nuevo cada vez. No me gusta esta piel de camaleón que se cae o se vuelve escama de pez u otra cosa y la desconozco, pluma por ejemplo, no me gusta.
Porque se me ha enseñado que uno es de acuerdo al cuerpo que porta.
Hoy para mi es diferente, pienso que uno es en la huella que ha dejado al irse. Pienso que uno es el pensamiento que deja cuando se va de una reunión con amigos. El negativo de la reunión.
O tal vez un cuenco de barro vacío y profundo con cierto perfume a espíritu, sin importar en ese caso que la piel del cuerpo haya sido de escamas, piel de camaleón, o tuviera plumas.
Pienso que debo ser más yo cuando ya no esté acá y el techo se abra definitivamente y alguna estela de mi o algún perfume, vea el cielo en su amplitud y como más le guste.
Voy a ser más yo si algunos de los que me leen logran un cierto tipo de silencio mental y sienten salir de sí a ellos mismos, como si un pájaro azul se les escapara del pecho.

miércoles, 14 de abril de 2010

ALGUNOS SEGREGADOS QUE MI MUNDO INTEGRA


Hoy fue un día con algunas dificultades, dormí mal. Algo me despertaba cada 5 minutos, era yo misma con esta tos, que la siento en las cervicales. Y en las lumbares también. No supe como acomodarme en la cama y me levanté.
Puse la pavita, como dice Cortázar en su casa tomada, y después de las ceremonias correspondientes, me dispuse a tomar mates.
Nunca dejé de toser.
Tuve conversaciones con mi abuela.
Jugué felizmente con el nuevo integrante de la familia.
Pero nunca dejé de toser.
Entre pinturas y alguna lectura se me fueron las horas como agua entre los dedos, a las 7 de la tarde tuve turno con el médico... porque esta tos!
Al volver, nuevamente conversaciones, con la abuela y otros esta vez.
Volví al ruedo de pintar, a inventar formas.
Sigo tosiendo, se me va a pasar, pero estoy cansada.
Pienso en este hombre agregado, agredido, agraviado y agresivo, agrietado. Sólo puedo compadecerme, impulsando a la pasión sin impuestos, o con lo puesto, de aquel hombre tan pobre, tan negro y agregado... o segregado, da igual.
El tono dorado es ese resplandor de optimismo que tengo cuando la tos se va y finalmente duermo a pata tendida.

jueves, 8 de abril de 2010

miércoles, 7 de abril de 2010

Enamoramiento

A metros del arrepentimiento me arrepentí de continuar, de manera que ni siquiera le vi la cara. Hay que estar muy cerca para vérsela, pero a los diez segundos de distancia, te agarra como un no sé qué... en fin, no llegué a arrepentirme.
De manera que me dispuse a escribir tal como sucedió.
Son agradables los mates y las horas cuando una tiene esa sensación de cosquilleo en la espalda, cuando las plantas de los pies piden suelo desnudo y hay soledad y silencio.
Sin embargo cuando te extraño, me parece que vuelo en dulce de leche, o que alcanzo cierto trote ágil con el viento de revés. O que de pronto los espejos están, cada vez más lejos. Lo que aún no sé bien es si todo ésto es apenas una sensación.
Lo que sucede es que una no puede dejar nunca de preguntarse que hubiera pasado si no... fantasear aquella realidad es tentador, pero a la vez trae cansancio.
No se puede evitar caer en la trampa de la pregunta, lo más eficaz habría sido arrepentirse. Mirar cara a cara al arrepentimiento y bajar la cabeza de una vez por todas.
Entonces, habría cosas en su lugar, las manos, los ojos, los cuerpos y la palabras, vos y yo... y no esa mezcolanza que somos todos los días al levantarnos y alejarnos de la cama.