miércoles, 7 de abril de 2010

Enamoramiento

A metros del arrepentimiento me arrepentí de continuar, de manera que ni siquiera le vi la cara. Hay que estar muy cerca para vérsela, pero a los diez segundos de distancia, te agarra como un no sé qué... en fin, no llegué a arrepentirme.
De manera que me dispuse a escribir tal como sucedió.
Son agradables los mates y las horas cuando una tiene esa sensación de cosquilleo en la espalda, cuando las plantas de los pies piden suelo desnudo y hay soledad y silencio.
Sin embargo cuando te extraño, me parece que vuelo en dulce de leche, o que alcanzo cierto trote ágil con el viento de revés. O que de pronto los espejos están, cada vez más lejos. Lo que aún no sé bien es si todo ésto es apenas una sensación.
Lo que sucede es que una no puede dejar nunca de preguntarse que hubiera pasado si no... fantasear aquella realidad es tentador, pero a la vez trae cansancio.
No se puede evitar caer en la trampa de la pregunta, lo más eficaz habría sido arrepentirse. Mirar cara a cara al arrepentimiento y bajar la cabeza de una vez por todas.
Entonces, habría cosas en su lugar, las manos, los ojos, los cuerpos y la palabras, vos y yo... y no esa mezcolanza que somos todos los días al levantarnos y alejarnos de la cama.

2 comentarios:

  1. Qué lindo que escribís enamorada...

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  2. Jajaja... ay, gracias!! He traspasado la barrera de la vergüenza a la exposición... Gracias de vuelta, te quiero.

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