domingo, 25 de octubre de 2009

Hay ardores y ardores...

"Amor que se alimenta de celos y ensaladas, amor con faltas de puntualidad y mala ortografía, amor a la vainilla, amor chorreado de merengue.
Amor desinfectado, impostergable, sin impuestos, amor desnudo, amor y simplemente amor..."
L.F.

Teniendo en cuenta que las palabras no definen el mundo sino que lo construyen, pienso en qué poco he hablado hasta el día de hoy acerca de lo que siento sencillamente en el pecho, todo lo que amo y quisiera conservar por siempre, todo aquello que me ha dañado y ardido la carne como los arañazos. Ese mundo que se me ha construído, que yo me he construído, con amores en el pecho y ardores en todos lados.

Ojalá algún día pueda decir real y simplemente lo que siento.

Mirarnos a los ojos es el amor que intercambiamos.
Tocarnos es reconocernos finitas, nuestros límites orgánicos se nos imponen irrespetuosamente, sin poder hacer nada con eso. Por supuesto, si sólo apelo a decir sobre nuestro cuerpo físico.
El espiritual dice otra cosa, nos dice Una, aunque tampoco de ese modo consigamos ser completas... seguimos pobres, insuficientes, imperfectas. Pero Una.
Todo nuestro amor, en cambio, sí consiguió calmar nuestros ardores.
Todos nuestros ardores.