viernes, 31 de diciembre de 2010

lunes, 27 de diciembre de 2010

jueves, 23 de diciembre de 2010

martes, 7 de diciembre de 2010


sábado, 30 de octubre de 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

AZULES Y PISTACHOS

Porque como Alejandra hacía la noche mientras la escribía, yo hago a esta eternidad pequeña, y limitada de amores intermedios, un tanto azules, palabra por palabra, abrazo a abrazo y abrazo otra vez cada vez que abrazo nuevamente.
El silencio vuelve en forma de ilusión, cosa que no se puede... basta de vos y yo y nosotras, y vos también, sin yo... pero nosotras. Basta de vasos y pistachos y azules. Basta de tanto y basta tan poco para tanto. Basta tanto para la salvación. Basta tan poco para pintar, para decir, para escribir, para vos y yo y nosotras, sin nosotras... pero vos.
Basta tanto interior hastiado, fatigado, lleno de humo, y tan poco de ausente, de capa negra de caperucita roja, de pasos cortos de bichitos números quince, verdes yendo y viniendo por Avenida La Plata.
De todas formas, tanto desorden de cosas que parecen que se fuman, que se sueñan, que se fantasean, claritos que se aclaran a la luz del sol, ellas están acá conmigo, como una "r" que se empeña en salir del teclado y se hace cada vez mas grande como si pudiera, o como si yo pudiera escribir y volverme cada vez mas azul... qué ilusión.
Y a la vuelta, después de la locura, nada dicen las palabras y es como si nunca hubiese estado o como si nunca hubiese escrito, o como si nunca... sin azules ni pistachos.

sábado, 9 de octubre de 2010

Discusiones de pareja...

-Por qué me empujás? No ves que soy azul?
-Yo no te empujé y además no sos azul.
-Te digo que sí! Te lo digo yo! Y si yo que soy azul, te lo estoy diciendo...
-Sí, pero soy yo la que te siente, y vos no sos azul!
Yo soy azul! Pero como vos no lo sos, ni siquiera te das cuenta.
-No me doy cuenta de que sos azul porque no lo sos.
-Porque no tenés paladar... yo soy azul y vos no. El azul sabe un poco más salado, se encapsula en cuanto el sol empieza a caer, vira al morado ácido y descansa. Vos no hacés nada de eso.
-Pero me empujaste!
-Eso es lo que piensan los no azules cuando un azul les da un beso.

jueves, 7 de octubre de 2010

viernes, 1 de octubre de 2010

ESPEJOS NEGROS

Quisiera tironearme de un brazo y traerme a este lugar en que no estoy,
A este lugar en que me hago falta.
El mejor certificado de ausencia es el que no existe.
No vengo porque no sé donde buscarme,
Dónde llamarme,
Dónde encontrarme por teléfono, no respondo a los llamados,
No doy señales de vida.
Qué habrá sido de mi vida!
Tantas cosas quedaron sin decirme, tanto sin hablar...
Es tanto lo que no estoy que mi ausencia ocupa demasiado espacio
No puedo esquivarme
Sin embargo... quisiera traerme a este lugar en que no estoy.

si esto no es defraudar...

En la calle, un señor mayor realiza un paso hacia adelante, justo en ese instante un muchacho de pelo largo sube el cordón de la vereda a veinte centímetros de él. En el momento en que el señor da el paso, arrastra con su pie una hoja en blanco, el muchacho la mira rápidamente, luego con atención al señor mayor. Lo mira de arriba a abajo y vuelve a la hoja. El hombre lo mira despreocupado, como diciendo... "y bueno, ahora ya está". El muchacho mira la hoja en blanco durante unos 10 segundos. Parece lamentarse y mira al señor, casi culpándolo. El hombre mayor se da vuelta y se dispone a ignorarlo. El muchacho de pelo largo camina dos pasos y se voltea al tercero para mirar nuevamente la hoja. Blanca. Impecable. Y sola.
Luego camina hacia la izquierda.

viernes, 24 de septiembre de 2010

jueves, 23 de septiembre de 2010

jueves, 26 de agosto de 2010

martes, 24 de agosto de 2010

EL OIDO DEL MAR


Diario de un lunes cualquiera


Agitada como una hoja de otoño transcurrí por el camino del lunes. Viajo en total cuatro horas durante el día y eso es como una fuente inagotable de pensamientos de todo tipo... inútiles, pesimistas, ridículos, obscenos, utópicos, existencialistas, médicos, algebráicos, pictóricos, literarios, estéticos, morales, éticos... y tantos otros que caen en la bolsa de aquellos que no sé cómo aparecen, que apenas sé si clasificarlos como pensamientos o imágenes o fantasías.
Casi siempre el primer pensamiento, el que abre la caja de Pandora es el mismo, o los mismos, pero apenas son uno o dos... puede ser el de tipo existencialista o el literario (muchas veces se podrían tomar como el mismo). Ayer pensé en la charla acerca de Breuer y Nietszche, en el dolor de ambos, en las enfermedades del segundo. Pensé en mi. Pensé en una frase de otro libro... "haga el intento de imaginarse la vida sin ella..." Fue entonces que me sentí un cuadro roto... quiero decir, un cuadro, donde la imagen principal fuera un cuerpo y en el lugar de la cabeza, un estallido. Roto.
Pensé en Nietszche... de manera que es necesario aprender a estar solo para poder soportar luego el abandono de cualquiera. De manera que cuando no es uno el que se abandona, nadie puede hacerlo. Entonces por qué yo sentía esa ruptura en la cabeza si me exponía a imaginar esa situación... sin ella.
(Por qué pensaba en eso si Nietszche no lo había dicho ni pensado? Parece que simplemente tenía ganas de pensar en eso como si se tratase de un análisis... dejo que aparezcan las ideas como flores en las vías y ahí sigo...)
¿Será que nunca había estado sola totalmente sola? No. Estuve sola y mucho tiempo. Sufrí sola. Dolí todo lo que pude y lo que el cuerpo me permitió... aunque, pensando en Nietszche... tal vez no lo suficiente. Lo cierto es que estuve sola largo rato y al estilo Girondo... lloré por todos lados.
¿Será que esos estados de angustia aparecían justamente por el hecho de estar sola?
Y en ese caso... ese dolor es saber estar sola?
¿Será que confundo sufrir en soledad por soledad a secas? No a todas las preguntas. Estuve sola sin sufrimiento, estuve sola madrugadas enteras hablando sola. Estuve sola sólo con colores que aprendí a dominar a la perfección, sola. Estuve sola yo sola, sin nadie que me enseñara a estar sola. Estuve tan sola como se está cuando se toma mate frío y lavado.
Estuve tan sola como el silencio.
Reí a solas. Me sedujo la soledad. Me sentí cómoda.
Entonces... por qué ese estallido en la cabeza?
Allá por la rural, el pensamiento se corre, mejor dicho, se abre. Abre paso. Y aparece el ridículo (que vaya casualidad, siempre aparece después del tipo de pensamientos anteriores): "qué gano pensando éstas boludeces, por qué no me dedico a algo más productivo"... "ella tiene razón, a todo lo vuelvo difícil"... "soy demasiado enroscada... no tiene sentido", "de qué me evito pensar ocupando la cabeza en estas cosas?", "tal vez evito la idea de pagar cuentas, de pensar en qué nos conviene más... comprar dólares o reales", "evito pensar en operarme, en comprarme un auto, en ahorrar, en cambiar de laburo...". Entonces mágicamente, me voy yendo de los ridículos y me repito... "cambiar de laburo". Dos paradas siguientes al hospital militar, me bajo y empiezo a escucharme cada vez más débilmente. El eco se aleja y la frase se diluye transformándose en otra cosa... "uno veinticinco, los tenía en el bolsillo... voy a llegar temprano... ya no quiero estar parada, que venga rápido).
En el espacio de tiempo transcurrido desde entonces hasta que me subo al segundo colectivo no puedo identificar nada, ni siquiera imágenes.
O ahora que lo pienso... sí!
Hay silencio.
Hay hojas de los árboles que se mueven armónicamente.
Hay ganas de llegar pronto a ver a los nenes...
Y vuelvo, "a ver a los nenes"... empiezo a aturdirme entonces por todo lo que no sé sobre algunas patologías específicas, por lo que no encuentro en ninguna parte, las ganas de poder ayudar desde el conocimiento. "Tendría que volver a la facu". "Pero cuándo? en qué momento? la distancias... el dinero..."
Cerca de Puente Saavedra comienzo a silenciarme nuevamente...
No puedo escribir demasiado sobre esos instantes.
Llego a la escuela.
Salgo de la escuela.
Silencio y cansancio, pienso en que ya no recuerdo cómo había dejado el cuadro que empecé hace casi un mes atrás... pienso en los velos que pinté... "¿por qué velos?".
Lo velado, transparente, lo que no se ve claro, lo que no se dice... algunos silencios.
Velos sobre flores.
Algunos silencios... "Carta de Alejandra a Silvina".
Pienso en las no preguntas. Que vendría a ser algo así como identificar una sensación, algo que nos pasa y elegir no preguntarse nada. Pienso en esa elección.
El coraje de elegir el vacío, de elegir el silencio, el coraje estóico de no entender. Ninguna de las preguntas que me hago tienen una respuesta desde mi, al menos no de manera rápida y sencilla... no las entiendo. Y las elijo.
Los lunes son los días de mi taller de pintura, cuando llego, la mayoría de las cosas que flotan en mi cabeza, se van... y me dejan sola.
Sola para pintar. Pero me cuesta mucho pintar sin nada en la cabeza... ojalá quedara algo de lo que vine pensando para poder seguir, pero no.
Ya no recuerdo qué pienso de los velos, ni lo que me representan, entonces pinto inconsciente e ignorante absolutamente de mi.
Ya no soy yo, y sin embargo... repito como si mi voz interna no fuera mía... "el abandono... azul, el abandono".
Y mi profesor que me dice "lo mejor aparece cuando te desconocés en lo que pintás, cuando rompiste con tu propio estilo, cuando la imagen cobra independecia de tus intenciones" y yo que aún pienso que al menos por unos instantes sería virtuoso dejar de ser uno mismo, sin embargo...
Ahora es apenas un pincel sobre la tela y mi mano que se deja llevar por él.
Tal vez la respuesta sea simple, me digo mientras meto color a lo loco... la respuesta es que la amo.

sábado, 7 de agosto de 2010

pintar dolor en primavera

una mano con pincel se acerca ambiciosa y esquelética hasta la tela.
interrumpe parte del talo cielo que se ve más allá de la ventana.
comienza bailes de colibrí sobre nubes grises y desaparece.
vuelve todo el cielo talo.
reanuda el proceso de nubes grises con ráfagas de cielo por llover y desaparece.
vuelve por la ventana el fondo talo intenso.
y de repente... en una especie de estocada final
un sacudón y gotas, como sangre, rojas.
la desaparición anunciada de la mano danzante.
una estela de humo blanda y gris
como las nubes
se erige sobre la tela, atravensándola entre las ráfagas del cielo por llover
y corrompiendo la integridad del cielo talo.

viernes, 6 de agosto de 2010

Entrar y salir de vos...

Te quiero con botones, con cierres, para poder entrar y salir para verte. Para encerrarme dentro tuyo: para escucharte mejor. Para salir a respirar cuando me ahoguen tus latidos.
Una vez afuera, en cambio, me vuelvo el mayo de otro año. El brindis de otra boda. Una foto vieja de desconocidos.
Deberías recordar por la mañana limpiarme las sienes de olor a humedad y a viejo... y a tránsito... y a melancolía.
Veo frente a mi un escenario vacío, oscuro, algo vive ahí, late cada vez más fuerte, me ensordece, me marea. De repente suenan las teclas de un piano a lo lejos, agudas. Pero muy agudas, como apretujándose en la escala. Son como lagrimitas o bichitos sufrientes.
Parece que ni siquiera yo estoy conmigo.
Trato de respirar hondo mientras espero impaciente que llegues lo antes posible. Antes de que se me agujeree el pecho. Antes que el mundo descubra que yo no estoy con él. Antes que Dios me encuentre.
Cierro los ojos, imagino una posibilidad de alivio. Las manos finalmente en su lugar. Y mi boca con tu límite preciso, crispado, caliente y definitivo.
Quisiera volverme masa amorfa que envuelve los aires, se estira y de repente sobre ella caen rosas.
Es tan simple: quisiera abrazarte.
Cuando sacarás éstas rosas? Este éxtasis sin aire...
Cuando prescinda de nosotras, estaré tan lejos, tan ahí adentro, envuelta nuevamente.
Entonces querré volver.
Desnuda de rosas, bailaremos juntas, me habrás despertado, habrás satisfecho mi existencia. Habrá sido suficiente.
Podré irme liviana, con la sensación de haberlo logrado.
Sin embargo... no querré irme, y apenas será el principio.

sábado, 31 de julio de 2010

DESEOS ENCONTRADOS

Admirando fervientemente los pasillos de su pensamiento, volví a tomar un vericueto, para transitarlo con sus palabras pero sin ella.
Gracias Paula.


Agotado y aletargado, sintiéndose descalzo de historias, se sentó en su sillón preferido, a ver cómo la vida pasaba sin siquiera decirle “hola”. Mucho no le importó, tampoco su humor era para andar saludando a cualquiera. Porque la vida, su vida era cualquier vida. Podría haber sido la suya, o la de otro… Hoy le daba igual. Hoy sólo quería dormir en ese sillón, no tener que transitar ese largo pasillo que lo conduciría al desencuentro. No. Esta noche no.
Y se durmió. Y no soñó. O no quiso recordar su sueño. O vaya a saber uno qué cosa ocurrió con su sueño.
Lo importante es que se durmió en su sillón, y que no tuvo que transitar hacia el desencuentro.Un ruido, o un silencio extremo, lo despertó. Era extraño. Todo le era extraño. Incluso el sillón. Pareció despedirlo. Lo expulsó.
Caminó hacia la cocina. Cruzó el comedor. Miró de soslayo el pasillo. Y unas ganas tremendas de comer manzanas verdes inundaron su boca. Su saliva era saliva con gusto a manzana verde. Acida. Redonda. Grande y muy verde.
En esa casa no había manzanas verdes, nunca hubo manzanas verdes. Es más, jamás había comido manzanas verdes.
Eso de sentir deseo por lo desconocido, o por aquello vislumbrado… No era típico de él. Sus deseos siempre habían tenido un objeto directo. Hoy era el modificador directo el que lo perturbaba.
Salió de la cocina, y sin haber podido saciar su deseo de manzanas verdes, entró en el baño. Se lavó la cara, se enjuagó la boca, pensó que tal vez así el sabor de las manzanas verdes sería sólo un recuerdo y no una presencia. Sin éxito. Ese sabor desconocido a manzanas verdes nunca comidas, seguía allí.
Miró cada uno de los azulejos del baño. Nunca le habían gustado. Hoy menos. Le resultaban demasiado verde manzana. Si hasta las manchas en los azulejos, como pintitas negras, parecían pintitas negras sobre manzanas verdes.
Y de repente sintió ese olor… ese olor a manzana verde. Y sus dientes le dolieron, pero fue un dolor tan placentero. Sus encías se refrescaron. Su saliva se renovó.
Y levantó la cabeza, y miró hacia el espejo… y ahí estaba El, saboreando una manzana verde. Devorándola pacientemente.
Miró sus manos, estaban vacías de manzanas verdes. ¿Cómo podía ser?. Se mojó la cara, se estampó el agua, buscando despertarse de ese extraño sueño. Porque eso tenía que ser un sueño. En su espejo comía manzanas verdes!!
Alguien le hablaba. Su voz lo llamaba. La cosa estaba cada vez peor. No solo se veía comiendo manzanas verdes, sino que se convidaba manzanas verdes….
Cerró los ojos, y así se quedó unos instantes, pensando que al abrirlos comprobaría que todo había sido un sueño. Lástima que no se puedan cerrar los oídos, porque su voz seguía invitándolo a saborear una manzana verde…. Todo su ser le reclamaba una manzana verde.
Una manzana verde nunca comida, nunca saboreada. Una manzana verde desconocida. De esas que habitan en los árboles de manzanas verdes. Un árbol jamás trepado. Porque a él nunca le habían gustado las manzanas verdes.Volvió a la cocina, preparó café bien negro. A pesar de las gruesas paredes, podía escuchar su respiración. Esa respiración que había dado sentido a su vida. Hoy era un ruido. Esa mañana era un ruido. Y volvió al living. Miró el sillón. Y en un instante comprobó que ya nada sería igual.
Ahora deseaba manzanas verdes.
Aunque sabía que no le gustaban. Era lo que deseaba.Y pensó si existiría algún instructivo en el que se explicaran los pasos a seguir para vivir deseando lo que no se deseaba en realidad, porque ¿cómo se puede desear aquello que no nos gusta? Ni qué decir de desear algo que no conocemos…
Pero no existía instructivo para eso. Ahh, pero recordó que si existían Instructivos para Salvar la Pasión. Y por primera vez en mucho tiempo, se animó a cruzar ese pasillo que tantas veces lo había llevado al desencuentro. Y se acercó a la cama, y la miró. Siempre le había resultado bella despierta, pero dormida… era mucho más bella aún. Y se recostó a su lado, no quería despertarla, al menos por un minuto quería sentir ese sabor en su boca, a manzana verde jamás probada… y que se mezclara con el recuerdo del sabor de la boca de ella. Y esa combinación le gustó. Y sintió sus pies abrigados. Estaba empezando una nueva historia. Una historia que se había iniciado del otro lado del espejo. O eso necesitaba creer.

Paula

viernes, 23 de julio de 2010

De estrecheces y necesidades

Me tomé el atrevimiento de postear éste escrito que me parece hermoso. Ella escribe tan desde las vísceras que es imposible no sentir su soledad.
Te quiero Paula.


Debo dormir… sino, cómo habré de despertar?
Pero ese tic tac que inunda el espacio, casi de manera obscena..
Y la cama que se encapricha en achicarse, o es que está desbordada, no lo se…
Y las paredes blancas, que de blancas oscurecen todo y no es por la luz que esté apagada, no, yo se que no es por eso.
Y estirar una pierna y no hallar espacio, y estirar un brazo y sentir los límites y el vacío que no alcanza, que no cubre, que no avisa siquiera que no está.
Y el tic tac… confabula con mis oídos que parecen más abiertos y a la escucha que nunca… jode ese tic tac
Y el sabor al último pucho que me quema la lengua. Esta lengua que se calla en solidaridad…
Y ella, y yo, y el… y esta cama que desborda….!
Y ni hablar de la frazada, que no tapa, que no alcanza…
Será que no nació para frazada? Será que nació para bandera?
Y el olor a vainilla, hoy no, hoy no lo tolero… hoy me lacera los recuerdos… preferiría coco o cacao, pero no vainilla
Y mi pelo aún mojado?? Cómo puede ser?Y el frío? 27 grados, y siento frío…
Pensaba en los velos… en los telones y en los telares también…
Ay si al menos llegaran los ruidos de la calle, pero no, solo el tic tac tic tac
Pero si lo destruyo, seguro no despertaré.
Y él que insiste en el abrazo… y la cama que se sigue achicando
Si me levanto, se despertará y tendré que dormirme…
Si me quedo, se despertará y tendré que dormirme…
Y yo quiero dormirme para poder despertarme
Pero es la urgencia del espacio, de ese espacio que no está, la que me ahoga… si hasta el aire me falta…
Intento levantar la cabeza, por encima de mi cuello, de su cuello, del cuello de la cama y no… sin éxito….
No haber nacido jirafa!!
Y él que insiste en el abrazo… y la cama que se sigue achicando…
Tal vez de repetirlo se desvanezca…
Y él que insiste en el abrazo… y la cama que se sigue achicando…
Y él que insiste en el abrazo… y la cama que se sigue achicando…
Y él que insiste en el abrazo… y la cama que se sigue achicando…
Esta cama que no tiene doble fondo….
Y yo que quiero volar…….
Debo dormir… sino, cómo habré de despertar?
Paula

sábado, 17 de julio de 2010

Realidades como puntos en el universo...

Mis ojos han detenido mi tiempo al mirarla tan compulsivamente.
Puedo dibujar cada gesto, el primero, el alto, el de madrugada, o el arrugado, o el amarillo, he decidido clasificarlos por cualidades, números y colores. (Se sabe que algo o bien es rojo o bien es 3, pero difícilmente sea rojo y 3 a la vez).
Bueno, todos son de una ternura infinita, por lo general a lo largo del día vira del azul al verde, se va aclarando, por las tardes descansa en la palma de mi mano derecha, y ahí se pone un poco de gesto amarillo. Un color de estado agónico.
Llevo gran parte de mi vida estudiándola, y algo conozco... conserva una medida pequeña para soportarse a sí misma, decir centímetros sería una imprudencia, no puedo irrespetuosamente faltar al orden que yo misma le he dado. Es pequeña como un número decimal incompleto...
Es como una media médula en medio del pavimento, y quiero decir que no es casi nada.
Es un punto en medio del universo, pero con millones de rectas que la atraviesan.

Cuán pequeña es la mirada de la pequeña existencia?

(Yo sin embargo acaricio lo diminuto y beso su dedo inquisidor...)

Si no abarca más que un costado exiguo de realidad de las cosas, esa porción pequeña de realidad que da igual que no lo sea. Ojos ínfimos sobre una realidad parcial. Por qué realidad me dejo acosar?

(En tanto se asoma en mi vida, es toda mi realidad. En tanto me mire, me mira para siempre. En tanto yo diga que me mira, me mira para siempre. En tanto evoque ojos hidrópicos de Oliverio, me dejo poseer por ellos.
Como el mar que se agita ni bien alguien se para delante, que se hace oír ni bien alguien se dispone a hacerlo.
Como yo que escribo mientras digo que estoy escribiendo, y sólo por eso lo sigo haciendo, y así como Alejandra, la noche se va tejiendo.
Así de pequeña es su existencia).

Es que tal vez eso que nombro realidad no sea más que un sueño, las alucinaciones de las cosas que he amado, las palabras que me dijiste y te olvidaste, y apenas se trate de una cuestión de significantes. Sin embargo es posible que ahora mismo todos los vasos volcados vuelvan a su posición junto con el líquido derramado y todo quede exactamente donde el principio de las cosas. La sospecha de esta corrección lineal del tiempo y el destino es la que me acosa. Sus voces, sus noches, las ausencias de personas que no han sido. Presumir otras realidades me transtorna. Hilos invisibles como ejes de realidades imperceptibles, hacia abajo o a mi costado, otro tiempo hacia arriba, o un espacio más lento.
Soy como una media médula en medio del pavimento.

(Todas las materialidades se presagian a partir de la certeza de cada pequeña existencia que me nombra con los ojos y entonces soy suya y en fin... soy).

jueves, 15 de julio de 2010

BANDERA DE SEIS COLORES


Ayer cerca de las 6 de la tarde me tomé el 23 hasta el Congreso. En el trayecto del viaje quedé encantada con la luna, meda luna, luna turca. Una media luna fina blanca con una estrella en un extremo. Se veían también las ramas flacas y marrones de los árboles sobre esa imagen permanente, que me acompañó ahí arriba en el costado izquierdo del cielo. Hermosa.
Me perdí en el paisaje celestial porque confieso que estaba nerviosa, indignada por lo que había pasado al mediodía con ciertos grupos religiosos. Avergonzada de tanta ignorancia. Y por supuesto bastante pesimista respecto a la aprobación de la ley de matrimonio igualitario.
Al llegar me encontré con amigas, con mi amor, tomamos algo y esperamos con ansiedad la llegada de quienes faltaban.
Después nos fuimos al encuentro de chicos, chicas, señores, señoras, parejas hétero y homosexuales, abuelos y abuelas. Banderas de 6 colores. Carteles de amor y de reclamo.
A la espera del resultado, fuimos a tomar café, café con leche, cenamos pizza, charlamos, nos reímos.
Se acercaba el final, estábamos con muchas esperanzas que crecían a medida que pasaba el tiempo, que nos encontrábamos con hombres y mujeres esperanzados, me aliviaba pensar que estábamos de festejo más allá del resultado, pensar que toda la sociedad nos estaba mirando por primera vez. Pensar que se nos estaba tratando como se tratan cuestiones de la mayoría.
Por sobre todo, me aliviaba pensar que los que estaban en contra no tenían argumentos interesantes, sólidos. No quedaba nada si se sacaba de escena las arenas religiosas, y en relación a las arenas religiosas, sólo había conceptos fundamentalistas. Es decir, nada.
Nada en esta época de nuestra sociedad, con este gobierno, con la gente que la estaba apoyando, sin este marco, esa nada hubiese sido muy peligrosa. Pero no.
Durante 9 horas intenté no pensar demasiado en la posibilidad de tener los mismos derechos que los héterosexuales, no pensar en lo bueno y saludable que sería para todos los que estábamos ahí, muchos ya en pareja, muchos ya habrían adoptado, amigas unidas civilmente, parejas sólidas con ganas de formar una familia. Intenté no pensar mucho en eso porque además de emocionarme y entristecerme por las diferencias naturalizadas, temía ilusionarme de más.
Anoche hubo amor en el aire. Hombres y mujeres abrazados porque el frío no fue un dato menor.
Estábamos todos juntos con la misma esperanza y la misma intención. Reclamar derechos, ni de más ni de menos. Esperar que se nos vea como seres humanos sanos, de trabajo, con compromiso, con amor para dar, con capacidad de cuidar niños, inteligentes, respetuosos.
A las 4 de la mañana, momento en que se dio el resultado, nos encontrábamos abrazadas.
33 a favor, 27 en contra y 3 abstenciones.
Saltamos y lloramos angustias viejas.
Lloré mis silencios.
Lloré tiempos de escondidas.
Lloré por los insultos.
Y recordé un grupo naranja que nos rezaba al mediodía como escupidas. Rezaban rezos de sanación. Rezaban palabras de odio.
Y nosotros teníamos todo lo contrario como motivo de lucha.
Porque en personas sanas el motivo de inspiración para las cosas es el amor.
Pinto por amor.
Escribo por amor.
Elijo por amor.
En el fondo de las cosas aparece el amor... no podría tener las amigas que tengo si así no fuera.
Aunque me haya llevado tiempo encontrarlas, porque esas cosas importantes, como el amor, también se hacen esperar.
Y ahí estoy... invadida de amor.

jueves, 8 de julio de 2010

Desmayada de sueño y cansancio
En tus brazos me pienso.
me inunda la noche
las palabras filosas
y todo lo que ya la historia ha dicho.
Muchas son las horas de soledad y frío
Mi vida es como un no ser.
como la muerte en el océano,
Porque la fatiga a solas no es fatiga
y el miedo a solas no lo es.
el árbol que cae en medio del bosque
sin que nadie pueda pronunciarlo
no es árbol que cae,
es mera invención humana y discursiva.
las noches y el frio
hechos palabras se vuelven mi otredad.
invento a medida que los pienso
Como mi cuerpo rendido
en tus brazos.
Tal como me pienso.
Sigo inventando noches cuando
una luz irrespetuosa intenta asomar por la ventana
después de haberme emborrachado de cafe
de tangos...
entonces corro a oscurecer
nuevamente cada grieta de
mi vida.
la noche.
Mi noche.
Y sigo sola.
Y así respiro despacio y corto,
para no depertar demasiado.
miro bien mi cuerpo alejado
del espacio que ocupo.
sin moverme mucho.
Creo que sigo acá.
Aunque de poco sirve
Nada late afuera
un poco de espeso silencio
y las puntas de mis pies.

NI PALABRAS, NI ESPECIAS, NI PINTURA

Porque una vez mi profesor de teatro me advirtió... para una buena comida, pocas especias.
Vuelvo a sus palabras cada vez que empiezo a darme cuenta que he condimentado de más, que el tomillo es buenísimo pero no con romero u orégano a la vez.
Las cosas no siempre son tan simples al estilo... está salado, menos sal... está dulce, menos azúcar. Para esos casos en que las cosas se me han abarrocado demasiado, entro al blog a comenzar a separar especias.
No lo consigo.
Gota tras gota cae el acrílico petróleo que elegí.

miércoles, 30 de junio de 2010

DE NOCHES FRIAS, PALABRAS Y VACIO

Cuando de una vez por todas le pongo nombre a la nada, se me vuelve algo entre las ropas, además de carne, se me vuelve letras y palabras entonces esa nada es mía.
Porque cuando uno tiene algo, una mascota por ejemplo, le pone nombre, así es más de uno.
Le acaricio la frente mientras le invento palabras y le cuento de nombres y de cosas que no existen.
Nos hicimos muy cercanas, nos contemplamos mutuamente, nos instruimos, descubrimos otros lenguajes. La nada encuentra lenguajes a cada paso y los rescata, los levanta y acaricia... (uno da lo que recibe).
Soy posesiva, la preservo de las trampas, de la pasión, de las madrugadas, del sexo... del verbo.
La nada que cuido ya tiene unos kilos de más y una consistencia bastante extraña, fofa, densa.
Ya me está ocupando demasiado espacio en este cuarto pequeño, se está esparciendo por debajo de las puertas, salta ventanas hacia la calle, cuanto más ocupa más engorda, como si se alimentara de lo que conquista. Es una nada imperialista. El oleaje de lodo de nada me empuja escaleras abajo.

Arrastrándome.
De a poco se me mete en las fosas nasales, me toma los pulmones, después sube hasta los ojos y entonces dejo de respirar y de ver. Dejo de respirar y de ver y ni aún así me muero...
Todo lo que puedo esperar es que siga su curso hacia arriba y habite el cerebro. Y así terminar definitivamente con esta especie de existencia a medias.

domingo, 27 de junio de 2010

El punto muerto de las cosas no es la muerte de las cosas

Mi melancolía inmejorable...

Pero además.

La ausencia. Los agujeros en la pared. Las cortinas que se mueven solas y en silencio. Las selladas cajitas de música. El apuro del enfermo terminal. Todos y los que no están. Los amantes del círculo polar. La no creación. Las no ganas. El no... el sí. El negativo de la foto más hermosa. El destierro. El entierro. Las flores del entierro. El desamparo del cielo. El no cielo. Una línea fina en un cuadro en blanco. Un huérfano descalzo.

Es apenas casi nada el azul.


Pero además.

La alucinación. Los efectos de la fantasía. Los vectores a contraluz que deja la danza en el aire. Un océano bajando escaleras en París. Un ombligo lleno de manzanas.
Creerte conmigo.
Creerte gigante como las grandes olas de Alfonsina.
Creer que me hablás. O que me mirás ahora mientras te sacás la remera. Ahora, después de cortarme el pelo con desprolijidad. Ahora que estás conmigo y te doy mates lavados que termino tomando yo.
Ahora que de vez en cuando me parece que tu voz tiene sonido a Times New Roman 10 y de a poco ya no la recuerdo...

Es apenas casi nada el azul.

Me conviene salir un poco a respirar aire no viciado, no azul, y dormirme después y soñar que sueño que escribo y soñar que escribo que sueño cómo sueño que escribo.

martes, 1 de junio de 2010

HACE UN RATO EN EL BOSQUE

Había una vez una niña en medio del bosque, había escapado del lobo feroz, se había atrincherado bajo las tormentas, era una sobreviviente en una palabra.
En un momento, su andar se detuvo frente a una linea roja y fina en el suelo.
A veces solo es suficiente levantar un pie para que la vida nos vire para siempre.
Al apoyar el segundo pie del otro lado... no reconoció sus zapatos. Era toda olvido, toda sensaciones de recién nacido, toda pasado. Ella no pudo reclamar nada, no sabía qué reclamar, no recordaba qué le era propio y qué no. No pudo moverse.
El bosque podía haber sido azul... o mar verde, daba igual.
He sobrevolado su bosque y confieso que desde entonces... quedó ahí parada, descubierta, olvidada, e innecesaria.
La sigo observando cada día al salir el sol y cada anochecer cuando se nos va. Sobrevuelo su suelo mínimo. Vuelo mi aire insignificante.
Y entonces, yo ya no pude encontrarme.

lunes, 31 de mayo de 2010

miércoles, 26 de mayo de 2010

Qué le habrán hecho mis manos?

Con las diferencias que tenemos
en apariencia...
Con las otras, nada aparentes
y tan densas,
reales, profundas grietas
como cuevas...
Así, te miro a los ojos
y como el cíclope aquel...
encuentro aguas mías.

Custodiar a la manera de lo trolls
secretos tesoros nuestros.
Pararnos frente al río,
eyacular palabras en él, y
girarnos cómplices de lo que hemos dicho.
De lo que hemos hecho.
Lamentarnos por lo que no hemos conseguido romper
Celebrar lo que se nos ha roto.
Lo que se me ha roto.

Mirarnos las palmas de las manos
como si comenzaran a brotar jazmines, o
borbotones de sangre azul.
Mirarnos de nuevo a los ojos
sin entender qué nos hemos hecho.
(Ahora el cielo ya es más oscuro
y hace frío.
No entiendo que nos hicimos
pero estoy bien).

De eso no se vuelve...
la sangre, los agujeros en la pared
los jazmines, los ojos, las palabras,
las diferencias.
De eso no se vuelve.
El tiempo es un conejo que se tumba
a la sombra de un palo borracho
a descansar.
Y eso es todo.

Y nada más.

domingo, 16 de mayo de 2010

NI PALABRAS, NI ESPECIAS, NI GOTAS DE PINTURA...

Porque una vez mi profesor de teatro me advirtió... para una buena comida, pocas especias.
Vuelvo a sus palabras cada vez que empiezo a darme cuenta que he condimentado de más, que el tomillo es buenísimo pero no con romero u orégano a la vez.
Las cosas no siempre son tan simples al estilo... está salado, menos sal... está dulce, menos azúcar. Para esos casos en que las cosas se me han abarrocado demasiado, entro al blog a comenzar a separar especias.
No lo consigo.
Gota tras gota cae el acrílico petróleo que elegí.

martes, 20 de abril de 2010

Cuando Dalí me salvó la vida

Manos diferentes consideran diferentes ángulos de lo mismo.
Una proclama certeramente la repetición contínua de las rutas de los días, la otra una parcela de creatividad.
Ambas se encuentran en el centro de mi garganta y comienza la tensión.
De ahí en más...
Yo no puedo decidir, es sólo cuestión de fuerza.
Mientras... pienso en "La persistencia de la memoria"...

lunes, 19 de abril de 2010

EL CUERPO, ESA JAULA


Al levantarme el techo estaba semi abierto y sólo pude ver algo de cielo, el que vi, es el cielo que a veces no me gusta, otras veces sí porque anticipo lluvia e imagino la noche con la lluvia. Pero cuando la noche está tan lejos... no me gusta ese cielo para ir a volar.
Como tampoco me gusta (a veces) este cuerpo que camina a contramano del espíritu, no me gusta el miedo que le tuve ni la vergüenza que me causó ni lo incompleta que me sentí. No me gusta la sensación del paso de los días con un cuerpo nuevo cada vez. No me gusta esta piel de camaleón que se cae o se vuelve escama de pez u otra cosa y la desconozco, pluma por ejemplo, no me gusta.
Porque se me ha enseñado que uno es de acuerdo al cuerpo que porta.
Hoy para mi es diferente, pienso que uno es en la huella que ha dejado al irse. Pienso que uno es el pensamiento que deja cuando se va de una reunión con amigos. El negativo de la reunión.
O tal vez un cuenco de barro vacío y profundo con cierto perfume a espíritu, sin importar en ese caso que la piel del cuerpo haya sido de escamas, piel de camaleón, o tuviera plumas.
Pienso que debo ser más yo cuando ya no esté acá y el techo se abra definitivamente y alguna estela de mi o algún perfume, vea el cielo en su amplitud y como más le guste.
Voy a ser más yo si algunos de los que me leen logran un cierto tipo de silencio mental y sienten salir de sí a ellos mismos, como si un pájaro azul se les escapara del pecho.

miércoles, 14 de abril de 2010

ALGUNOS SEGREGADOS QUE MI MUNDO INTEGRA


Hoy fue un día con algunas dificultades, dormí mal. Algo me despertaba cada 5 minutos, era yo misma con esta tos, que la siento en las cervicales. Y en las lumbares también. No supe como acomodarme en la cama y me levanté.
Puse la pavita, como dice Cortázar en su casa tomada, y después de las ceremonias correspondientes, me dispuse a tomar mates.
Nunca dejé de toser.
Tuve conversaciones con mi abuela.
Jugué felizmente con el nuevo integrante de la familia.
Pero nunca dejé de toser.
Entre pinturas y alguna lectura se me fueron las horas como agua entre los dedos, a las 7 de la tarde tuve turno con el médico... porque esta tos!
Al volver, nuevamente conversaciones, con la abuela y otros esta vez.
Volví al ruedo de pintar, a inventar formas.
Sigo tosiendo, se me va a pasar, pero estoy cansada.
Pienso en este hombre agregado, agredido, agraviado y agresivo, agrietado. Sólo puedo compadecerme, impulsando a la pasión sin impuestos, o con lo puesto, de aquel hombre tan pobre, tan negro y agregado... o segregado, da igual.
El tono dorado es ese resplandor de optimismo que tengo cuando la tos se va y finalmente duermo a pata tendida.

jueves, 8 de abril de 2010

miércoles, 7 de abril de 2010

Enamoramiento

A metros del arrepentimiento me arrepentí de continuar, de manera que ni siquiera le vi la cara. Hay que estar muy cerca para vérsela, pero a los diez segundos de distancia, te agarra como un no sé qué... en fin, no llegué a arrepentirme.
De manera que me dispuse a escribir tal como sucedió.
Son agradables los mates y las horas cuando una tiene esa sensación de cosquilleo en la espalda, cuando las plantas de los pies piden suelo desnudo y hay soledad y silencio.
Sin embargo cuando te extraño, me parece que vuelo en dulce de leche, o que alcanzo cierto trote ágil con el viento de revés. O que de pronto los espejos están, cada vez más lejos. Lo que aún no sé bien es si todo ésto es apenas una sensación.
Lo que sucede es que una no puede dejar nunca de preguntarse que hubiera pasado si no... fantasear aquella realidad es tentador, pero a la vez trae cansancio.
No se puede evitar caer en la trampa de la pregunta, lo más eficaz habría sido arrepentirse. Mirar cara a cara al arrepentimiento y bajar la cabeza de una vez por todas.
Entonces, habría cosas en su lugar, las manos, los ojos, los cuerpos y la palabras, vos y yo... y no esa mezcolanza que somos todos los días al levantarnos y alejarnos de la cama.

lunes, 29 de marzo de 2010

PECADOS CAPITALES

Es buena suerte encontrar bares abiertos y gente aún en los bares a las 10 de la mañana, seguramente con muy poco quehacer diario, con pocas ambiciones en la frente. Apenas una silla en una mesa de un bar donde sentarse y después encenderse un cigarrillo, si es que a uno lo dejan en estos días en que tanta sanidad me desorienta. Entonces, soltar humo por la boca es como una mentira grande, me gusta, eso no dudo, pero también me arde la garganta y lo disfruto, y ese olor otra vez. Mientras veo esa humareda pienso que me lo voy a llevar entre los hilos de la remera. Decía... encenderse un cigarrillo y pedir una café doble.
En la mesa que se encontraba a mi derecha, la más próxima, estaba sentada una señora con lentes oscuros, grandes y un pañuelo en la cabeza. Hablaba por teléfono en voz bastante elevada y me sorprendió el tono categórico de la conversación. No era linda, pero tenía la belleza de las tragedias naturales... cierto aire de señora inalcanzable.
A pesar de la abundancia de ademanes y sonidos de la mujer, me quedé impresionada por otra de más allá, en la mesa contigua. Lo asombroso de la escena era el rojizo de su cara, estaba furiosa. Pidió que le cambiaran tres veces el pedido y de manera muy grosera, se la veía fastidiada y con los ojos rojos. Cuando volvió del baño, la escuché insultar en voz baja y me dio pena.
Justo en una mesa frente a mi, había una chica joven, con el aspecto algo desprolijo, pensé que podría estar enferma o sentirse mal, estaba pálida y tosía con frecuencia. Cuando llegué, ella ya estaba ahí sentada y parecía haber terminado de tomar su te. Tenía la expresión de quién transita cotidianamente por rutas pequeñas, cortas y aburridas.
En el momento en que la del pañuelo le hizo un gesto al mozo, yo giré mi cabeza y no vi entrar a una pareja, los escuché llegar. La chica era muy bonita, sensual, algo primitiva, tenía un misterio que me invitaba, un vestido corto y botas con tacos interminables. Yo guardé mi compostura y me quedé en mi mesa. En cuanto al muchacho, no puedo decir mucho, al minuto de llegar, estaba nuevamente debajo del sol de la mañana. Rápidamente, tres fueron los mozos que se acercaron a su mesa.
Cuando llegó mi café doble, que se demoró por la última chica que entró al bar, recordé que además yo también estaba ahí. Y a lo mejor alguien escribiría en un blog sobre mi... quién sabe.
Lo cierto es que quise tomar cada detalle que me parecía asombroso, admirable, digno de recordar y mientras más fuerza hacía por tomarlo y querer retenerlo, más líquido se volvía.
En un momento, tanta antropología me ahogó un poco y miré hacia afuera y arriba, es decir, miré el cielo. Estaba con nubes, y también las nubes son una suerte cuando uno ya no quiere pensar en las personas.
Pero ya que el camino está transitado, continúo con el relato.
Había dos mesas más y una desocupada. Al lado de la desocupada, otra con una mujer grandota que no paraba de comer, en lo que me había llevado medio café doble, ella se había engullido tres porciones de tortas, además de dos tazas de café con leche y un licuado de naranja. Trataba de no mirarla mucho porque me hacía sentir un poco mal. Entonces, volví a la que tenía en frente, se había sacado las zapatillas y parecía jugar con los deditos. Estaba reclinada en la silla y yo la veía cada vez más abajo, la nariz le rozaba el vaso. Me daba gracia.
La chica de las botas se paseaba intentando seducir a todo el mundo, sin buen resultado. Cada uno estaba en su mundo no se miraron nunca, nunca ninguna mirada, excepto la mía, se cruzó con otra. Eso es totalmente extraordinario.
Me queda una mesa por contar, ahí estaba una señora mayor que además de quejarse por los precios, tenía voz de mentira y cara de ave, algo así como un cóndor de voz aguda. Buscaba contínuamente cosas en la cartera, sacaba plata de una billetera y la ponía en otra, acomodaba tajetas prolijamente, las sacaba, las limpiaba con servilletitas de papel y las volvía a guardar. Tenía los dedos finos y largos, imagino que fríos. Me ponía muy nerviosa. Todos me ponían nerviosa. Esa especie de otredad humana. Tan humana que me resultaba insoportable, doliente. Angustiante como un techo bajo.
Apuré el café, que ya estaba frío. Pedí la cuenta, nadie me oyó.
Miré nuevamente a la calle y pasaba un nene que seguramente viviría ahí, no estaba bien. Lo vi cansado, triste, con hambre. Se detuvo unos segundos en la vidriera del bar. Nos miró a todos y escupió el vidrio. Se fue tranquilo, caminando despacio, todos lo advertimos, menos la del pañuelo.
La señora tan enfurecida, pagó y se fue maldiciendo. Yo volví a llamar al mozo y al parecer de una manera llamativa, porque varios levantaron la mirada y me miraron, por supuesto no la del pañuelo. La gordita seguía comiendo.
El mozo me trajo la cuenta y rápidamente fue a la mesa del cóndor con voz aguda. Estuvo un largo rato explicándole los detalles de la cuenta y avatares de la economía y finalmente cedió, pagó y se fue sin dejar propina.
En cuanto a la bonita de las botas, se acercó a la barra y ahí quedó.
La chica de la desidia en la piel quedó semi dormida estirada incómodamente en su silla, pero esa especie de duermevela le duró poco.
Le pagué al mozo cuando se acercó, guardé mis cosas, dejé algo de propina y me dispuse a salir del lugar, escuché un ruido de arrastre y vi que la del pañuelo ya no hablaba por teléfono pero no le importó llevarse por delante a la chica apática y despertarla. Bueno, eso es una manera de decir. En la puerta me llevó por delante a mi, al parecer quería salir rápido y me empujó. No me gustó nada, intenté decírselo pero creo que nunca me escuchó, ni me miró, nunca nada.
Por suerte ya estaba afuera. Yo sólo quería distraerme un rato y sin embargo arrastro el cuerpo como si pesara toneladas, como si recién hubiese salido del mar arrastrando mar y ropa, todo conmigo.
Era cuestión de secarse al sol, caminar un poco y secarse.
O recostarse en la plaza a mirar algunas nubes con formas de gatos o lunas o manos...

domingo, 21 de marzo de 2010

Felicidad y TN...

Siendo una gran consumidora de literatura y artes en general, debo reconocer que siempre han tenido mayor vuelo aquellas gestadas desde el dolor. No sé si el vuelo es estrictamente artístico, pero seguramente lo es en relación a la cantidad de lectores que convoca.
Rompiendo con este particular prejuicio, me dispuse a escribir hoy que me siento feliz.
Entonces descubro que el esfuerzo es mayor, no hay metáforas para usar en este caso en que la paz me visita. Tampoco la hay cuando quiero decir que me siento libre y despojada.
Sólo digo lo que siento y cómo estoy.
Como, amo, pinto y duermo cuando quiero.
Respiro hasta por lo poros de la piel.
Me cuido de las malas compañías.
Busco soluciones como si de sudokus se tratara.
Admiro a mis amigas y a mi amor.
Uso ropas livianas cuando el clima me lo permite.
Me abrigo con lana cuando tengo frío.
Me desvisto cuando quiero.
Juego con las gatas de la familia.
Camino dos o tres cuadras con una mariposa en la mano que no se quiere ir.
Busco un sitio para que pueda vivir lo que resta del día.
Me duelen las dos piernas, y sin embargo...
Leo a Frida, escucho a Chavela y sin embargo...
Será que amo intensamente y por varios frentes?
O será que apagué TN??

domingo, 14 de marzo de 2010

Nostalgia

Junto al vaivén de los días, tu presencia se prolonga y estira. De vez en cuando, el alivio de respirar algo de aire, solo eso. Y mas tarde, otra vez aquello que persiste, el viento que es algo así como tu voz, o algo así como un perfume, o apenas una ráfaga.
Corren nubes blancas detrás de las cortinas...
No hay quietud, ni miedo, ni apetitos, solo un grito dentro de una burbuja.
Afuera... sobre una virgen de yeso, copulan palomas.

jueves, 11 de marzo de 2010

lunes, 1 de marzo de 2010

Reflexiones mediocres sobre una existencia mediocre...

Hoy, como tantas veces me siento un animal pequeño, algo redondo. Puedo dormir la siesta en la palma de la mano de cualquiera.
Quisiera ser el agua que moja, hasta que veo el viento que seca, entonces prefiero ser él.
Quisiera ser el anaranjado de los atardeceres, hasta que veo el azul profundo de las noches entradas, entonces eso prefiero...
Quisiera también ser esos árboles altos y un poco lánguidos, finos, delicados con tonos mas claros en la punta, pero sólo hasta que veo los más copiosos y abundantes, de muchos verdes, pesados, de tronco rústico y firme. Indefectiblemente, preferiría ser como ellos.
Me pasa lo mismo con lagos azules y tranquilos, con mares furiosos impredecibles.
Quisiera contagiarme de la carcajada de una amiga, pero sufrir tanto como aquella que llora tristezas.
Ser mañana un pez y ya no sentir el agua que me moja. O pájaro azul.
Quisiera que corra abundante sangre por mis venas, para echar a rodar motores. Aunque prefiero que se vuelva tierra mi sangre, para acordar con la naturaleza... quisiera estar a la altura de la belleza natural de las cosas, volverme parte del paisaje.
En verdad, aún en este momento no sé bien si quiero ser agua, viento, atardecer, noche profunda, lago, mar, carcajada, llanto, pez o pájaro azul.
Sólo creo amar intensamente cada una de las cosas, admiro la identidad de todas ellas.
Tal vez, sólo quiero identidad.

lunes, 22 de febrero de 2010

Cambio climático

e-, p+ y n

Bipolar.com

Jirafa al sol

UNA NOCHE CON AMIGAS Y UNA FLOR

Después de tanto vals en el pensamiento, tanto estilo vaivén, tanto de vez en cuando... Y palabras que empalidecen lo cotidiano, hizo finalmente su aparición.
Como si supiera cuánto la necesitábamos, una noche se nos mostró, se dejó ver con soberbia. Se abrió únicamente para atraernos en ese momento y pronto partiría quién sabe a dónde...
Todas nosotras, bajo la oscura noche, nos emplazamos cerca de semejante belleza. Entonces, los compases de vals fueron mas esporádicos y el vaivén mas pequeño...
Tampoco sé muy bien por qué, pero esa noche para todas nosotras fue distinta, profunda, comprometida, bella y cargada de amor como esa flor.

martes, 16 de febrero de 2010

No sé que pasa, ya no puedo escribir.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Realidades como puntos en el universo...

Mis ojos han detenido mi tiempo al mirarla tan compulsivamente.
Puedo dibujar cada gesto, el primero, el alto, el de madrugada, o el arrugado, o el amarillo, he decidido clasificarlos por cualidades, números y colores. (Se sabe que algo o bien es rojo o bien es 3, pero difícilmente sea rojo y 3 a la vez).
Bueno, todos son de una ternura infinita, por lo general a lo largo del día vira del azul al verde, se va aclarando, por las tardes descansa en la palma de mi mano derecha, y ahí se pone un poco de gesto amarillo. Un color de estado agónico.
Llevo gran parte de mi vida estudiándola, y algo conozco... conserva esa medida pequeña, decir centímetros sería una locura, no puedo irrespetuosamente faltar al orden que yo misma le he dado. Es pequeña como un número decimal incompleto...
Es como una media médula en medio del pavimento, y quiero decir que no es casi nada.
Es un punto en medio del universo, pero con millones de rectas que la atraviesan.

Cuán pequeña es la mirada de la pequeña existencia?

Yo sin embargo acaricio lo diminuto y beso su dedo inquisidor...

Si no abarca más que un costado exiguo de realidad de las cosas, esa porción pequeña de realidad que da igual que no lo sea. Ojos ínfimos sobre una realidad parcial. De que realidad me dejo acosar?

En tanto se asoma en mi vida, es toda mi realidad. En tanto me mire, me mira para siempre. En tanto yo diga que me mira, me mira para siempre. En tanto evoque ojos hidrópicos de Oliverio, me dejo poseer por ellos.
Como el mar que se agita ni bien alguien se para delante, que se hace oír ni bien alguien se dispone a hacerlo.
Como yo que escribo mientras digo que estoy escribiendo, y sólo por eso lo sigo haciendo, y así como Alejandra, la noche se va tejiendo.
Así de pequeña es su existencia.

Es que tal vez no sea más que un sueño, las alucinaciones de las cosas que he amado, las palabras que me dijiste y te olvidaste. Tal vez ahora mismo todos los vasos volcados vuelven a su posición junto con el líquido derramado y todo queda exactamente donde el principio de las cosas. La sospecha de esta corrección lineal del tiempo y el destino es la que me acosa. Sus voces, sus noches, las ausencias de personas que no han sido. Presumir otras realidades me transtorna. Hilos invisibles como ejes de realidades imperceptibles, hacia abajo o a mi costado, otro tiempo hacia arriba, o un espacio más lento.
Soy como una media médula en medio del pavimento.

Todas las materialidades se presagian a partir de la certeza de cada pequeña existencia que me nombra con los ojos y entonces soy suya y en fin... soy.

martes, 2 de febrero de 2010

Voces antiguas



Hay secretos míos que el río se ha llevado,
y lo que me pidió lo voy cumpliendo
poco a poco en la tierra.
P. Neruda

lunes, 25 de enero de 2010

DE NADA SE VUELVE

Un asesino corre empedrado abajo a esa hora en que el cielo vira al rosa o al triste, y de repente se detiene como si hubiese dado con un abismo... como si un agujero de nada se le abriera en el camino... como si todo el destino posible fuera un manga de camisa...
Ahí queda inmóvil, clavado al empedrado.
Entonces deja pasar una paloma y la acaricia mentalmente con los dedos de la culpa.
Mina

martes, 5 de enero de 2010