lunes, 1 de marzo de 2010

Reflexiones mediocres sobre una existencia mediocre...

Hoy, como tantas veces me siento un animal pequeño, algo redondo. Puedo dormir la siesta en la palma de la mano de cualquiera.
Quisiera ser el agua que moja, hasta que veo el viento que seca, entonces prefiero ser él.
Quisiera ser el anaranjado de los atardeceres, hasta que veo el azul profundo de las noches entradas, entonces eso prefiero...
Quisiera también ser esos árboles altos y un poco lánguidos, finos, delicados con tonos mas claros en la punta, pero sólo hasta que veo los más copiosos y abundantes, de muchos verdes, pesados, de tronco rústico y firme. Indefectiblemente, preferiría ser como ellos.
Me pasa lo mismo con lagos azules y tranquilos, con mares furiosos impredecibles.
Quisiera contagiarme de la carcajada de una amiga, pero sufrir tanto como aquella que llora tristezas.
Ser mañana un pez y ya no sentir el agua que me moja. O pájaro azul.
Quisiera que corra abundante sangre por mis venas, para echar a rodar motores. Aunque prefiero que se vuelva tierra mi sangre, para acordar con la naturaleza... quisiera estar a la altura de la belleza natural de las cosas, volverme parte del paisaje.
En verdad, aún en este momento no sé bien si quiero ser agua, viento, atardecer, noche profunda, lago, mar, carcajada, llanto, pez o pájaro azul.
Sólo creo amar intensamente cada una de las cosas, admiro la identidad de todas ellas.
Tal vez, sólo quiero identidad.