domingo, 20 de septiembre de 2009

Como sentarse a escuchar a Laurie Anderson una noche, encenderse un cigarrillo y mirar la lluvia por la ventana...

Siempre me ha interesado lo que esconde la mirada, lo que hay detrás y no se dice. Lo que las palabras aún no han conseguido hacer, o por lo menos las mías, que no soy ni parezco, ni padezco Pizarnik ni Storni.
Ese espacio temporal o físico al que mis palabras no arriban, y entonces me encuentro bastante sola.
Así y todo, ese lugar me interesa. Tal vez no sea más que mera curiosidad. Tal vez no sea más que rebeldía adolescente el pretender instalarse ahí, donde muchos salen corriendo.
Ahí estoy yo. Entera y ávida por saberlo. Por descubrirlo. Como si por trofeo consiguiera cierto podio heroico. Colonizando lo virgen. Haciéndolo propio.
Busco la mirada de quien está cocinando, de quien maneja su auto, de quien concentradamente estudia, de quien se ríe, de quien conversa con otros y de quien busca otras miradas igual que yo las busco.
Intento descubrir las palabras que aún no se han dicho, las que vendrían después de esa risa, o las que hubiesen venido antes.
Me mantiene expectante, casi feliz, la idea de la revelación en puerta.
Nunca estuve mas fuera de mí que en este último tiempo, dedicada a buscar lo que muchas veces no encuentro (por supuesto, en ocasiones doy con lo que mi prejuicio aporta y no con lo que realmente es...aunque... qué es lo que realmente es?).
Ayer estuve en una reunión bastante multitudinaria para mí, y como en medio de un banquete, todo se me ha ofrecido. Junto, mezclado pero organizado y abundante. Miradas, charlas, risas, manos que se extienden, abrazos. Y sacando partido de mi tendencia y placer, pude contemplar todo el cariño, el amor, la devoción y el apego con que mis amigas se tratan, se asisten y consideran. Regalándose lo mejor que tienen, ofreciéndose con disponibilidad aérea, tomándose unas a otras.
En lo concreto, tal vez no haya mucho que decir... compartimos la comida, el mate, la charla y la buena música... pero como dije, me regocijo en tamizar situaciones.

3 comentarios:

  1. Como testigo y parte de la reunión a la que se hace referencia, quiero hacer notar al público lector y a la misma autora del post que ella misma no estuvo excenta de lo mismo que fue capaz de contemplar. Quizá esa parte le quedó en el tamiz.

    ResponderEliminar
  2. Qué lindo, de verdad más que lindo, que hermosa la amistad !!! Sobre todo la de esta época de Uds., que ni son adolescentes ni muy mayores, donde ya están libres de muchas timideces y pueden disfrutar de una conversación sobre mil temas distintos. Yo ya estoy en la época donde, cuando conseguimos llegar a juntarnos 2 ó 3 amigas (las que quedamos, bah !) el tópico predominante es lo que dijo el médico la última vez que fuiste/fueron... y ojo, que es chiste pero sólo a medias.
    En serio, disfruten de esa amistad que supieron conseguir, porque es una de las pocas cosas de esta vida que, además de enriquecerla, sobre todo le da sentido.
    Leonor

    Ah ! y gracias por darme la dirección de tu blog, no la tenía. Poco a poco lo iré leyendo y ya vas a ver mis comentarios...aunque a veces lleguen con retraso, no San ?

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias Leonor!!
    Y sí... fui parte de lo que pude contemplar, por eso el post. Gracias también.

    ResponderEliminar