jueves, 13 de agosto de 2009

Angustia

Quién sabe si es por esta tristeza actual, la cotidiana, la antigua, mi dramatismo, este relámpago rojo, Liliana Felipe, mis manos que hoy tiemblan... quién sabe si no es todo esto junto. Siento el cuerpo pesado, como cargado de algo nuevo de lo que no me puedo despojar. Siento mi inutilidad en el mal pulso de hoy, vengo a sentarme delante de la máquina por no poder ni siquiera pintar, los colores no me responden, ni el pincel, ni yo misma me respondo. Entonces, quedo con la mirada perdida en el monitor y tampoco logro decir lo que siento. Podría escribir un par de palabras referentes, ardor en el estómago, ganas de vomitar, dolor de ovarios...
Escucho una y otra vez la maldita circunstancia.
Quisiera estar frente al mar y mirar sus aguas pretendiendo desahogar lo que tengo de las pupilas hacia dentro, dejando en ellas tanto dolor a ver si finalmente salgo un poco de mi. Quisiera aturdirme de mar a ver si dejo de escucharme. Apenas quisiera para ver...
Siento esta habitación mi cuerpo, y esto que parece mi cuerpo un electrón que anda chocando de acá para allá entre sus paredes sin entender que está pasando.
Pero hay algo que aún me queda.
No quiero que nada se vuelva piedra dentro de mi, me quedan las palabras, me queda la pintura, me queda tanto amor que recibir y que dar. Me queda la esperanza de una paz futura.

Sólo quiero ver el mar irrespetuosamente vital frente a mis ojos.

1 comentario:

  1. No te quedes quieta... no te quedes muda... seguí mezclando en la paleta que no estás sola.

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